Durante los últimos 30 años ha surgido dentro de las ciencias sociales de la religión la temática de los “Nuevos movimientos religiosos”, aquellas manifestaciones religiosas alternativas que florecieron en el mundo occidental en las últimas décadas, con la caída de la hegemonía cristiana en el campo religioso.
Incluido en este panorama está el movimiento llamado “New Age” o “Nueva Era”, que comprende muchas de estas religiones alternativas (Heriot, 1994). Constituyen la Nueva Era diversas corrientes espirituales, técnicas holísticas y terapias heterodoxas provenientes de orígenes socioculturales diversos : grupos orientales, corrientes asociadas con la espiritualidad indígena como el chamanismo, el Santo Daime, el neopaganismo, además de prácticas de adivinación, terapéuticas y disciplinas corporales como la astrología, las Flores de Bach, algunas artes marciales, las psicologías no ortodoxas y muchas otras más (Amaral, 1998) .
La cuestión particular del Budismo ha sido poco tratada en los estudios sociales de nuestro país, con ocasionales menciones como parte de los “grupos orientales” que han influenciado a la Nueva Era” (Carozzi, 1998) aunque hay indicios de que muchos grupos budistas llegaron a la Argentina formando comunidades, grupos de práctica y algunos templos en las ultimas décadas.
Un antecedente reciente muy interesante es el capítulo sobre el Budismo en la “Guía de la diversidad religiosa de Buenos Aires” (Forni ; Mallimaci ; Cardenas ; 2003) en el que encontramos una caracterización de cinco grupos budistas que actualmente son parte del pluralismo religioso porteño ; dos de ellos de origen japonés (Jodo Shinshu y Soka Gakkai), uno coreano (Han Ma-Um), uno chino (la Asociación Budista China de la Argentina) y uno tibetano (la Asociación “Jardín del Budismo Mahayana”).
Es necesario entonces investigar y conocer en mayor profundidad las particularidades sociales, culturales, económicas e ideológicas que tiene el budismo que se ha consolidado en la Argentina en los últimos años mediante un abordaje sociológico y antropológico, basado en trabajo de campo.
Este articulo pretende hacer una contribución al conocimiento del Budismo argentino, mediante el estudio de algunas características de un grupo Budista Zen que lleva más de dos décadas en el país. Los datos surgen de un trabajo de campo realizado durante los años 2001-2003, con técnicas antropológicas, fundamentalmente la observación participante y la entrevista.
Catón Eduardo Carini UNLP
Breve historia del Budismo
Max Weber (1996:3-5) consideraba que había seis “religiones mundiales”, aquellos “sistemas religiosamente determinados de ordenamiento de la vida que han logrado captar multitudes de fieles”. Bajo esta denominación propone el Confucianismo, el Hinduismo, el Budismo, el Cristianismo, el Islamismo y el Judaísmo. El Budismo se origina en el norte de la india en el siglo VI a.c. con un personaje histórico, el príncipe Siddharta, nacido en el seno de la familia Gautama. Este joven dejó el palacio que habitaba y luego de seis años de disciplina ascética solitaria tiene la experiencia de la “iluminación”. Deja su vida en el bosque y se dedica a predicar la nueva doctrina rodeado de discípulos cada vez más numerosos (Smith, 1963). A poco de la muerte del Buda (circa 480 a.c.) se produjeron cismas en la comunidad budista formándose diferentes escuelas, muchas veces subdividiéndose a su vez por divergencias internas. En el principio de nuestra era se produce el más importante cisma, que separo el Budismo Mahayana o “gran vehículo” del Budismo Hinayana (pequeño vehículo) El Mahayana se expandió por el Tíbet, Nepal, China, Japón y Corea, mientras que el Budismo Hinayana se expandió por el Sudeste Asiático (Birmania, Tailandia, Camboya, Vietnam, Laos y Ceilán) en diversos momentos del primer milenio de nuestra era (Dragonetti, 1967).
Según Martin Baumann (2001:3-5) la historia del Budismo puede ser dividida en tres periodos, que caracterizaremos brevemente.
El Budismo Canónico o temprano, que se extiende desde la época del Buda hasta los tiempos del emperador Asoka (300 a.c.), un soberano indio que se convirtió al Budismo y fue un factor muy importante en su dispersión a través de toda India. Es el Budismo tal como aparece en el Canon Pali, conjuntos de textos de la tradición Hinayana que forman el primer corpus escrito de doctrinas budistas.
El Budismo Tradicional o Histórico, que se extiende desde el reinado de Asoka hasta el comienzo del Budismo Reformista o Modernista, a fines del siglo diecinueve. Durante éste periodo, según Baumann, el camino gradual de purificación se desarrolló en términos formales considerándose que la meta final, el nirvana, se encontraba miles de vidas más adelante. En este sentido fueron de máxima importancia la repetición de rituales para obtener méritos y el culto a los espíritus.
el Budismo Reformista, que comienza cuando los monjes se encuentran ante nuevas y desafiantes situaciones como el colonialismo, la actividad de misioneros cristianos y la perdida de la organización en forma de shangas (grupo de discípulos nucleados en torno a un maestro) comunitarias a fines del siglo diecinueve. Las principales características del Budismo Reformista son el énfasis en la racionalización del discurso doctrinal y la eliminación de la cosmología tradicional ; el incremento en el uso de textos sagrados tradicionales, el énfasis renovado en la practica de la meditación, y también el hincapié en la reforma social y el universalismo.
Una cuestión sobre la que advierte Baumann es que el segundo período, el del Budismo Tradicionalista, no desaparece con el Budismo Reformista o Modernista, sino que ambas formas coexisten paralelamente. Otra cuestión es la posibilidad de una cuarta forma de Budismo, que este autor llama “Budismo Global”, que se definiría por características posmodernas tales como la pluralidad, la ambivalencia, la hibridización y la desterritorialización que el Budismo adopta en el proceso de expansión a los países occidentales.
Budismo en Occidente
Solo en el último siglo el Budismo empezó a extenderse a diversos países del mundo occidental con la llegada de maestros budistas de las más diversas tradiciones, y también debido a que muchos occidentales viajaron a Asia a vivir en comunidades monásticas, retornando luego a sus países para difundir la práctica y la doctrina. En este punto hay que señalar que este fenómeno tuvo como antecedente en los siglos anteriores la influencia de la filosofía y el pensamiento budista en diversas corrientes filosóficas occidentales. Una parte importante de esta influencia en los pensadores contemporáneos occidentales provino del llamado Budismo Zen japonés (considerado perteneciente al Mahayana), tornándose especialmente conocido a partir de los sesenta con los libros de D.T. Suzuki, Alan Watts, Hubert Benoit, Christmas Humphreys y Eugen Herrigel.
Encontramos en la literatura europea un marco conceptual interesante para abordar el arribo del Budismo a los países occidentales. Koné (2002:97-106) utiliza una serie de periodos (originalmente circunscripta al Theravada o Hinayana) postulados por Martin Baumann, para el Budismo Zen, dividiendo el proceso de llegada al occidente del mismo en tres estadios,
1) La difusión del Budismo como “texto sin contexto”. Es un período de interpretación intelectual del Budismo por parte de eruditos occidentales. El énfasis está puesto en los aspectos racionales de ésta religión, la confianza en la investigación y experimentación individual, más que el dogma y la autoridad. Esta visión cercana a la ciencia occidental del Budismo está relacionada con procesos sociales y políticos en Asia que no ampliaremos en este articulo, pero que tiene que ver con la modernización de la religión en el contexto del colonialismo. En el caso del Budismo Zen, los autores de éste periodo son los nombrados anteriormente (Suzuki, Watts, Herrigel, entre otros). Estos escritores son los que inspiraron a las generaciones de fines del 50`en Europa y Estados Unidos a comenzar las practicas y rituales del zen japonés.
2) La institucionalización del Budismo en el Occidente. Este periodo esta caracterizado por la llegada a Europa y Estados Unidos de maestros zen entrenados en Asia. Se produjo un auge de la práctica del Zen formal japonés en occidente a partir defines de los 50` hasta los años 80`.
3) EL Budismo en una era de pluralismo religioso. En este periodo el Zen esta establecido como una opción más dentro de la oferta budista institucionalizada en Occidente. Hay una gran variabilidad de tradiciones, linajes y escuelas.
Una cuestión que queda planteada es hasta qué punto se pueden distinguir estos períodos en el caso de Argentina, y también qué características particulares presentan.
La escuela Zen
El Budismo Zen es una rama del Budismo Mahayana que surge alrededor del siglo VII en China, bajo la denominación Chan (meditación).
Según la propia tradición Zen, las raíces del mismo comienzan hace 2500 años cuando el príncipe Siddartha Gautama tiene la experiencia de la iluminación (“satori” en japonés) en la India. Cuenta la tradición Zen que Buda (como se denomino al príncipe después de la iluminación, porque “Buda” significa “el que ha despertado”) tuvo muchos seguidores, y entre ellos un grupo de fervientes discípulos que después de su muerte rehusaron hacer hincapié en la interpretación de las escrituras y en la observación de los preceptos morales y los ritos. Insisten en darle prioridad a la practica del zazen (meditación sentado), sosteniendo que la esencia de la enseñanza se transmite fuera de los escritos y de las obras filosóficas, de “alma a alma” por medio de un maestro iniciado en la línea directa del Buda (Deshimaru, 2002). En el siglo IV d.C. un monje ceilandés llamado Bodhidarma llevó a China esta práctica y doctrina, aunque hacia algún tiempo que las escrituras canónicas budistas habían sido introducidas en el país mediante un activo proceso de traducción de los textos tradicionales. El Zen se propaga por toda China como una escuela que rechaza la importancia del ceremonial y el estudio de textos y se centra en la experiencia de la meditación. En el siglo XIII el Zen llega a Japón, primero la escuela Rinzai y luego la escuela Soto fundada por el maestro Dogen. Desde el momento en que el Zen llega a Japón ejerce una influencia muy importante sobre la cultura tradicional japonesa, especialmente en las artes marciales, el ikebana (arte de los arreglos florales), la arquitectura, la jardinería, la cerámica, la ceremonia del té y la educación de los samurais (Bowker, 2000).
Estas dos escuelas son similares en su cosmovisión, pero tienen una divergencia en cuanto a los métodos. El Zen Rinzai es conocido en occidente por los libros de D. T. Suzuki. Utiliza el método de los koan, en el que el maestro plantea al discípulo una pregunta o problema para resolver, que no tiene una lógica aparente. El estudiante medita largamente en este koan y cuando lo resuelve recibe un koan nuevo, pasando a una nueva etapa de desarrollo de la comprensión.
En el denominado Zen Soto, sobre el cual me explayaré más por ser la escuela a la que pertenece el grupo estudiado, no se utiliza formalmente koan y se pone mayor énfasis en la concentración en la respiración durante el zazen (meditación zen).
Al igual que en otras escuelas budistas, se cree que todas las personas tienen la “naturaleza de Buda”, el satori o la iluminación, aunque no sean conscientes de ello. Por esto postulan que no hay nada que lograr, ningún estado especial de la conciencia que adquirir, solo darse cuenta de que el estado actual ya es de por sí iluminado. Dos principios fundamentales de esta escuela son mushotoku, lo cual quiere decir “sin espiritu de provecho, sin objeto u objetivo”, y shikantaza, que significa “solamente sentarse”. El Soto Zen fue históricamente llamado como la escuela del despertar súbito, no gradual, a diferencia del Rinzai que presenta un camino espiritual dividido en grados o etapas, certificadas externamente por la capacidad de resolver los koans.
Comparte una serie de elementos en su discurso que forman parte del Budismo en el sentido más amplio, como la teoria del karma, que es definido como “toda acción engendrada por la boca, por el cuerpo o por la conciencia, el producto de todos los hechos pasados y presentes en una estructura viviente” ; “Toda acción es la realización del karma pasado y engendra karma futuro, la felicidad o el sufrimiento, la buena o mala salud dependen exclusivamente del karma pasado que se actualiza en el presente” (Deshimaru, 1982). Otro elemento común al resto del Budismo son los kai o “preceptos”, que son prescripciones morales con respecto a matar, robar, mentir, etc. Estos preceptos si bien presentes en el Budismo Mahayana en general, no adquieren la importancia fundamental que tienen en el Budismo Theravada o Hinayana.
Lo que se quiere destacar aquí es la absoluta centralidad que adquiere en el Zen la práctica de la meditación sedente. Una característica que diferencia al Soto Zen de otras escuelas budistas es la gran importancia que se le adjudica a la transmisión de la postura en la cual se realiza la meditación, reglada en sus menores detalles ya en textos del maestro Dogen del siglo XIII. En el dojo (lugar donde se medita) el maestro o un asistente corrigen la postura de los allí congregados. Además el maestro ocasionalmente habla durante la meditación, en una exposicion oral de la doctrina zen llamada kusen, o un instructor hace una lectura de kusenes o enseñanzas registrados en otra ocasión, cuando el maestro esta ausente.
En el medio de la sesión se desarrolla el kin-hin, pausa en el zazen con una lenta marcha al ritmo de la respiración, lo que posibilita descansar de la rigurosidad de la postura del loto.
También es importante en el Zen el trabajo manual o samu, como un medio de desarrollar la concentración en las tareas practicas de la vida cotidiana, concentrándose en el “aquí y ahora”.
Orígenes y características de un grupo Zen argentino
Según Koné (2001:143) fines de los 60′ y durante los 70′ es la época del “Zen Boom” en Europa. Este dinamismo provino no solo del fuerte interés nacido de las publicaciones del período anterior, sino también de la llegada de maestros orientales al viejo continente.
El período de institucionalización del Budismo en occidente está representado, para la escuela Soto Zen, por la llegada a Europa de Taisen Deshimaru, un maestros japonés que se traslada a París en 1967, enviado a Europa por las máximas autoridades del Soto Zen. Establece dojos en Francia, Suiza, Bélgica , Inglaterra, España, Italia, Portugal, Alemania Occidental, y en algunos países de Africa. Se crea la Asociación Zen Internacional y un monasterio cerca de Avalon, llamado La Gendronniere.
El referente de esta investigación es el grupo de argentinos nucleado en torno al maestro Estefan Thibaut, uno de los antiguos discípulos de Deshimaru. Según los datos obtenidos en el trabajo de campo, el origen de este grupo se puede remontar a principios de los 80′ cuando algunos argentinos residentes en Europa conocen al monje Kosen (nombre de ordenación de Estefan Thibaut), que por entonces era una de las tres personas que habían recibido la certificación oficial de maestro zen (shijo) en Japón luego de la muerte del carismático Taisen Deshimaru. Estas personas inician un grupo de practica de zazen en Buenos Aires, con el objetivo de generar en la Argentina un espacio de meditación zen similar a los ya establecidos en Europa. El maestro Kosen comienza a realizar visitas periódicas al país, supervisando la creación de la nueva comunidad. Se funda la Asociación Zen de America Latina” y con el tiempo van apareciendo centros de práctica de meditación en Rosario, Mar del Plata, Esquel, Trelew, La Plata y Córdoba, además de formarse grupos en Uruguay, Bolivia, Venezuela, Cuba, Brasil, y Argentina. Se genera entonces una shanga latinoamericana, del “cono sur”, paralela a la shanga europea del maestro Kosen. Esta comunidad esta separada desde principios de los 90’de la Asociacion Zen Interancional, en donde permanecen la mayor parte de los antiguos discípulos de Deshimaru, debido a desacuerdos del monje Kosen con el resto de los dirigentes que quedaron a cargo de la AZI a la muerte de Deshimaru.
El número de practicantes en Argentina es de alrededor de cien personas. El dojo con mayor cantidad de integrantes es el de Buenos Aires, con alrededor de 40 personas. La composición social es variada, predominando la clase media. Es un grupo compuesto en su totalidad por conversos argentinos, a diferencia de otros grupos budistas compuestos por migrantes orientales o su descendencia que continúan sus practicas religiosas en Argentina.
En el año 1997 el Centro Zen de America Latina adquirió cuarenta hectáreas de terreno en la falda de un cerro Uritorco, Capilla del Monte, Córdoba, con la idea de establecer allí un templo zen. El lugar aledaño a un arroyo de agua fue despejado y se inició la construcción de un dojo para la meditación, una cocina y una pequeña habitación para el maestro zen.
El objetivo era tener un espacio adecuado para la practica del “campo de verano”, que se venía realizando desde principios de los noventa en lugares alquilados para el evento, ubicados en un entorno natural. El campo de verano “es una tradición que tiene dos mil quinientos años, remontándose a los tiempos del Buda. En el verano hindú llegaba la época de lluvias y no se podía viajar, de modo que los budistas se congregaban en un lugar para vivir durante tres meses en comunidad y practicar meditación juntos, formando la shanga” (Thibaut, 1996).
Este es el momento de contacto entre el maestro residente en Europa, y sus discípulos de América Latina. Asisten los miembros de los dojos de Argentina, Chile, Uruguay y también algunos miembros europeos.
Durante el año la práctica de meditación se realiza en los dojos locales antes citados. Allí hay sesiones cotidianas de zazen con una frecuencia de varias veces por semana. Los horarios generalmente son por la mañana y por la tarde. Frecuentemente se organizan las llamadas “jornadas de practica”, que duran un día, y en ellas se alternan varias sesiones de zazen con el samu o trabajo manual, comidas y descanso. Un período de entrenamiento de zazen intensivo, de dos o más días, se llama seshin, cuya traducción literal es “encuentro con el espíritu”.
No es el lugar aquí para especificar como son las características ceremoniales, rituales y de organización de roles y actividades en este grupo Zen, pero si es conveniente señalar que responde a un modelo ritual tradicional japonés, transmitido y legitimado por los textos zen, por los antiguos miembros de la comunidad y fundamentalmente por el líder del grupo.
Por otra parte, la difusión de las actividades se realiza de diversos modos. Por un lado es frecuente la realización de panfletos con la dirección de los dojos, o informando de alguna conferencia de introducción al Zen. Estas son pronunciadas por el maestro o en ocasiones especiales, por uno de sus discípulos. Son abiertas al publico en general y en ellas se habla de la practica de la meditación, del Budismo Zen y su cosmovisión, luego de lo cual el conferenciante responde a las preguntas planteadas por el auditorio.
Durante los años 1995 a 1998 se han producido una serie de revistas de la Asociación Latinoamericana de Zen, como una manera de difundir entre el público esta doctrina. Desde hace algunos años la difusión se ha centrado en la pagina de la web de la comunidad. Se encuentra en ella información acerca de las direcciones y horarios de practica de los dojos, junto con material escrito de las enseñanzas del maestro zen, y fotos de los distintos eventos comunitarios. La pagina tiene una doble finalidad, por un lado es una ventana a la sociedad más amplia y por otro es un medio de comunicación interna dentro del grupo, separado gran parte del año en los dojos locales. Se anuncian en ella las seshines, jornadas, campos de verano y otros eventos.
La relación maestro-discípulo
Siguiendo a Koné la relación maestro-estudiante observada en grupos relacionados a la organización creada por Deshimaru oscilan entre dos patrones distintos (2001:159) :
• El primero es el de “amigos espirituales”, en donde se enfatiza el intercambio mutuo y la proximidad entre el instructor y el estudiante. Por ejemplo, se utiliza el nombre de pila del instructor en vez de un titulo como “maestro”. Las decisiones son discutidas y comentadas por los que se encuentran presentes en la ocasión, sin importar cual es el tiempo de permanencia en el grupo. Los signos de autoridad están confinados a los aspectos rituales.
• En otros grupos se da un énfasis en la jerarquía espiritual. Los signos de diferenciación social trascienden el ámbito del dojo, las ceremonias colectivas y las comidas rituales : es el modelo del “patriarca”, en donde el maestro es visto como una autoridad espiritual, hay una gran distancia social entre el maestro y sus seguidores, y existen reglas que codifican la manera en que los discípulos se dirigen hacia él, o la conducta que tienen que observar en su presencia. Como señala la autora, “Taisen Deshimaru estaba considerado de esta manera por la mayoría de sus estudiantes, quienes significativamente se consideraban a sí mismos como discípulos en vez de simplemente estudiantes”. En este caso el maestro ejerce una supervisión en aspectos seculares, como la administración de los centros. En el grupo que estamos tratando observamos que ambos modelos están presentes en distintos momentos. Durante el período del campo de verano, cuando el maestro se encuentra en el país, el modelo del “patriarca” parece ser el dominante. Él es el centro tanto de la vida espiritual como de la vida cotidiana, ambas íntimamente entrelazadas. Las decisiones que se toman en los aspectos relevantes de la vida en común pasan bajo su supervisión, desde la duración del zazen, el horario de comida y despertar, hasta el día en que se llevara a cabo los acontecimientos festivos.
Pero durante el resto del año esta polarización se diluye, debido a la ausencia de alguien que ocupe el rol de maestro. El grupo mayor, que formaba la shanga reunida para la practica intensiva, se disgrega en los centros locales menores, distribuidos en las ciudades antes mencionadas. Se organizan entonces con una estructura débilmente jerarquizada con una relativamente amplia movilidad en los roles rituales. Las posiciones dentro de esta estructura están determinadas básicamente por el tiempo que se lleva en esta práctica y el propio interés en participar en las actividades.
Cada centro tiene un “responsable” que se encarga de la gestión del lugar, pero esta función no lleva una diferenciación que vaya mas allá de las cuestiones rituales y ceremoniales. Entre los instructores que quedan a cargo del centro en la ausencia del maestro y los estudiantes, según los datos de campo, predomina una relación informal.
Podemos decir entonces que esta ausencia del maestro durante una parte del año genera un proceso de diferenciación estacional que afecta la organización general del grupo, así como las relaciones entre los miembros. Hay dos momentos en la vida social comunitaria : en el campo de verano se produce una concentración de la mayoría de los practicantes en un mismo lugar, compartiéndose una vida en común, que abarca aspectos cotidianos como comer, dormir, meditar y trabajar. En estos momentos la organización del grupo alcanza su máxima expresión ; se designan funciones para los diversos cargos necesarios a la vida en el templo y al desarrollo del campo de verano.
Por otro lado tenemos la organización del centro zen durante el resto del año, en donde se produce una segmentación de la comunidad en grupos menores, con escasa jerarquización, y las relaciones entre los miembros no están caracterizadas por la polaridad que se genera con la presencia del maestro, se aplica entonces el modelo de “amigos espirituales”.
Conclusión
Dentro de la diversidad y el pluralismo religioso de nuestro país se encuentra la presencia de tradiciones budistas que están en un proceso de expansión al mundo occidental, y el zen es una de ellas. El Budismo es un Nuevo Movimiento Religioso solo en el contexto occidental. Esta tradición con más de dos milenios de existencia, desde su origen en la India se ha difundido a una multitud de países, ramificándose en numerosas corrientes con particularidades propias, dadas tanto por las condiciones socioculturales del país al que llegó, como por las características doctrinarias de la escuela de origen. Sumado a esto también hay que considerar que los procesos sociales de transmisión de una cultura o religión implican una re-invención y por lo tanto una diferenciación de la misma. En los últimos años un colectivo social ha participado de este proceso de re-creación del zen en el ámbito local ; algunos aspectos de este proceso han sido expuestos en este articulo, pero existen muchas cuestiones más que reclaman la atención. Se ha hecho una breve reseña histórica del Budismo en general y del Zen en particular para contextualizar esta problemática. Queda abierta la cuestión de la relación de éste grupo con los estilos históricos de Budismo postulados por Baumann : tradicionalista, modernista y global.
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