Rodrigo SEPULVEDA : Religión, Sujeto y Cultura : consideraciones teóricas a partir de la dialéctica del sujeto en la obra « El esclavo » de I. B. Singer

Cuarto Congreso Chileno Antropología 19 al 23 de noviembre 2001. Campus Juan Gómez Millas de la Universidad de Chile

http://rehue.csociales.uchile.cl/antropologia/congreso/s2204.html

« Del hecho de que el shamán no psicoanaliza a su enfermo, puede concluirse que la búsqueda del tiempo perdido, considerado por algunos como clave de la terapéutica analítica, es solo una modalidad (cuyo valor y resultados no son despreciables) de un método más fundamental que debe definirse sin tomar en cuenta el origen individual o colectivo del mito » (C. Levi-Strauss)

El texto literario nos permite construir un ejemplo de la relación sujeto-cultura, que leeremos desde una « clave neurótica » y obsesiva. Si bien posible establecer otros cruces y lecturas, el fenómeno religioso – en tanto práctica- y la neurosis obsesiva en tanto estructura abren una perspectiva de análisis sugerente : El caso literario, al igual que el caso clínico tiene esa virtud de las figuras básicas en geometría permitiendo el calce y entrecruzamiento de figuras que se constituyen siguiendo una estructura común.

He optado por el contrapunto del sujeto literario, de la novela ; con el sujeto que aparece descrito en el texto aforístico. La elección, obviamente, no es casual, pretende aportar al entendimiento de la cultura desde una perspectiva que tiene algo de la licencia del arte El texto que hemos escogido para esta exposición tiene el raro atributo de integrar elementos del « pensar-obsesivo » del hombre piadoso en una gesta que fluye siguiendo la lógica del deseo, del héroe que en alguna medida logra hacerse cargo de su palabra.

1.-Neurosis Obsesiva y Religiosidad

« ..el mismo paralelismo con la neurosis obsesiva, a través del cual Freud apuntó de manera tan convincente al uso, si no a la génesis, de los ritos religiosos « J. Lacan

1.1 Actos obsesivos y prácticas religiosas

El mecanismo psíquico de la neurosis obsesiva, según Freud , es homologable a los procesos psíquicos de la vida religiosa. Para Freud la analogía entre el ceremonial neurótico y el religioso es sustanciada en el hecho de que el hallazgo clínico permite sostener que ambos responden a un sentido :

« Esta investigación desvanece por completo la apariencia de que los actos obsesivos son insensatos y absurdos y nos revela el fundamento de tal apariencia. Averiguamos que los actos obsesivos entrañan en sí y en todos sus detalles un sentido, se hallan al servicio de importantes intereses de la personalidad y dan expresión a vivencias cuyo efecto perdura en la misma y a pensamientos cargados de afecto. Y esto de dos maneras distintas : Como representaciones directas o como representaciones simbólicas , debiendo, por tanto, ser interpretadas históricamente en el primer caso y simbólicamente, en el segundo. »

La referencia al sentido histórico y al simbólico para expresar la diferenciación entre el ceremonial obsesivo y el religioso, la entenderemos en su relación entre lo individual y lo colectivo. Parafraseando a Freud , la neurosis obsesiva puede ser entendida como una religiosidad individual y la religión una suerte de neurosis obsesiva colectiva .

1.2 Las dos caras del Goce y el goce tantalizante en la religión

El Concepto de goce refiere a una situación en que el sujeto se encuentra impedido de desear, podríamos decir que constituye un momento de satisfacción

Lacan esclarece este concepto, fundado en la tensión agresiva propia de la estructura obsesiva, que acompaña el vivenciar del sujeto. Por un lado constatamos que la función paterna, eje de lo simbólico, no recubre plenamente lo real . Además, la relación narcisística con el otro nos conduce a la relación anticipada del sujeto con su propia realización que lo sitúa en una permanente insuficiencia.

Freud hace referencia a este contenido en relación a la conciencia de culpabilidad :

« Puede decirse que el sujeto que padece de obsesiones y prohibiciones se conduce como si se hallara bajo la soberanía de una conciencia de culpabilidad, de la cual no sabe, desde luego, nada en absoluto »

En « el hombre de las ratas » ocurre algo de ese orden con el amigo a quien le pregunta si no lo desprecia como un delincuente. Freud no cuestiona ante el paciente esta aparente falsa atribución, más bien lo confirma en su posición culpable invitándole a indagar « de qué ».

Nos circunda la idea del pecado original frente al cual todos somos culpables, que conlleva una « expectación angustiosa » :

« Esta conciencia de culpabilidad inconsciente, por contradictorios que parezcan los términos de semejante expresión.. encuentra una renovación constante en la tentación reiterada de cada ocasión reciente y engendra además, una expectación angustiosa que asecha de continuo una espectación de acontecimientos desgraciados, enlazada, por el concepto del castigo, a la percepción interior de tentación »

Nos cuesta dejar de lado la relación entre esa « expectación »,con « la espera de la muerte.. », por su referencia tan frecuente en el obsesivo. Pero es mejor callar , por el momento. Baste señalar el carácter primigenio que, para Freud, tiene en lo religioso esta estructuración :

 » La conciencia de culpabilidad , consecutiva a una tentación inextinguible, y la angustia espectante, bajo la forma de temor al castigo divino, se nos han dado a conocer mucho antes en los dominios religiosos que en los de la neurosis »

Anticipamos la dinámica entre la pulsión reprimida (« tentación ») y la expectación angustiosa como precondición de las acciones protectoras, donde se sitúa la transacción sintomática entre ellas.

1.3 Actos protectores, prohibiciones y carácter protector de la religiosidad.

« .. para que conforme a tu palabra podamos vivir libres de pecado y protegidos de toda perturbación » Lacan hace una figuración de la estructura obsesiva como de una fortificación que despliega sus mecanismos en la inercia de las reaseveraciones del yo, para descomponer su intención agresiva. Freud destaca este papel de defensa y protección en la génesis de los actos obsesivos y ceremoniales :

« Los actos ceremoniales y obsesivos nacen así en parte como defensa contra la tentación y en parte como protección frente a la desgracia esperada. »

Las prohibiciones surgirían como frente a la insuficiencia de los actos protectores frente a la « tentación » y su objetivo sería el de alejar a las tentaciones. Las acciones « pecaminosas » pueden ser a su vez redimidas por acciones « penitentes ».

La religión siguiendo la misma mecánica de desplazamiento observada en la neurosis obsesiva, funcionaría como institución protectora exigiendo la represión pulsional.. Pero en cuya práctica se encuentra un elemento de satisfacción sustitutiva.

2 « El Esclavo » y su religión.

« ..la agresividad del esclavo que responde a la frustración de su trabajo con su deseo de muerte » (J.Lacan)

El texto nos sitúa en un contexto : Europa central en el siglo XVII. El protagonista es un joven piadoso judío que es raptado durante una asolada de cosacos ucranianos es vendido como esclavo en una remota aldea. La trama empieza durante su cautiverio, de 5 años. Debe trabajar en labores agrícolas para el Amo en un entorno social amenazante de gentiles rústicos, donde procura mantenerse a salvo en la práctica silenciosa de su religión.

En ese contexto se enamora de la hija del Amo, lucha por mantenerse puro, pero finalmente sigue su deseo. Al regresar a su comunidad de pertenencia es asaltado por el impulso de buscar a su amada, con un mandato de descendencia, lo cual hace después de un pequeño desvío. La inserción de su amada en la comunidad se realiza por medio de un disfraz : ella cambiará su nombre y se hará pasar por muda. El ardid es descubierto justo en el momento del parto de su único hijo, donde muere la amada. Escapando de la justicia, logra cumplir el mandato de criar al niño y regresa a la aldea a morir junto a su amada.

2.1″ Puro entre los impuros ».

La idea de la religión como refugio frente a un contexto amenazante ha sido estudiada en el caso de los inmigrantes rurales que se convierten al pentecostalismo en ciudades como Santiago. El imaginario se refleja en la pintura en muchas de sus iglesias de una isla de paz rodeada de un mar en tempestad.

Las acciones protectoras se refieren a la expectativa de ser contaminado por el entorno amenazante :

« Cada vez que las canciones obscenas de los segadores resonaban en los campos, Jacob entonaba sus propios cantos, el oficio de sábado, de rosh hashana.. »

En « El Esclavo » el esfuerzo de Jacob por mantener sus prácticas religiosas acorde con el ideal de su cultura, es también un problema de identidad étnica : el es judío en la medida que se mantenga fiel a su religión, a su nombre…

« Llevaba viviendo allí cuatro años, y no sabía si su esposa e hijos habían muerto. No tenía chal de oración ni filacteria, ni vestidura de flecos ni libro sagrado. La única señal de judío que tenía en el cuerpo era la circuncisión. Pero gracias a Dios, el sabía sus oraciones de memoria..A veces se despertaba en la noche repitiendo líneas de la Gemara que ni el mismo sabía pudiera recordar. »

Su identidad estaba a salvo en la palabra, en continuar siendo parte de un discurso cultural. Pero la duda se hacía sentir desde antes :

« Antes de ordeñar las vacas, Jacob rezó su plegaria de introducción. Al llegar a la frase : « tú no me hiciste esclavo », se interrumpió. ¿Podía decir estas palabras ? »

2.2 La amada y el padre (Dios)

Como se trata de una novela de amor es preciso graficar cómo este surge.Por la narración sabemos que Wanda tenía características que la hacían distinta al resto de los gentiles y que se asociaban más a las prácticas de Jacob (pulcritud, minuciosidad) . Pero los unía el discurso, lo cual hacía a Jacob permitirse estar cerca de la trangresión :

« Bien sabía Jacob que para obedecer la ley debía rehuir a Wanda, pero de no ser por ella habría olvidado que tenía lengua la boca.Además ella le ayudaba a cumplir con sus deberes de judío. »

La amada es un personaje aliado en un contexto amenazante, pero además aliado con respecto a sus prácticas, a su palabra. Aquello le hacía muy difícil poder reprimir el deseo, a pesar de las fórmulas protectoras. Lo envolvía en una ansiedad permanente :

« Pero aunque Jacob sabía que aquello eran ardides de Satanás, pasaba el día pensando en ella..En cuanto despertaba se ponía a contar las horas para que ella llegase. Iba una y otra vez al reloj de sol que se había hecho con una piedra para ver cuánto se había movido la sombra »

Resulta interesante ver que junto con la oposición Padre-Amada, se encuentra otra : Amada-Esposa. En la que no nos parece casual el estatus de « viuda » que tiene Wanda (frente a la representación de la esposa muerta o el esclavo que es socialmente un muerto). Lo cual también aparece ante la oferta de conversión (traición al padre) que le hace Wanda :

« Jacob tardó en contestar.

- No ; no puedo. Yo soy judío. puede que mi esposa esté viva todavía.

- Tú has dicho muchas veces que todos habían sido asesinados. Pero aunque ella viva ¿qué importa ? ella está allí y tu estás aquí.

- Pero Dios está en todas partes.. »

2.3 El deseo, la muerte y el saber en el pensamiento obsesivo.

En el texto, el impulso de Jacob es mediado por la representación de la muerte frente a la frustración de la fórmula religiosa de control del sujeto del inconsciente. Ocurre una noche en que se despierta sobresaltado con un sueño erótico, compelido por la idea de ir a buscar a Wanda :

« ..Ya estoy condenado » ,se dijo. Pero al decirlo comprendía que ya Satanás hablaba por él.

Tenía que calmarse. Se acercó al arroyo que nacía de las nevadas cumbres y cuyas aguas eran tan frías como el hielo..Jacob tenía que hacer sus abluciones ¿Qué otra cosa podía hacer sino observar esas prácticas ?… »Sea tu voluntad que mi muerte redima mis pecados » murmuró, usando las mismas palabras que pronunciaban en la antigüedad los condenados por el Sanedrín »

La palabra ritual que introduce la representación de la muerte ,en este caso, es un dato importante. Como se muestra a lo largo del texto Jacob es un hombre que ama el saber y su duda siempre interroga a un referente simbólico. De momento, poco le sirve porque se encuentra atrapado en una pulsión erótica, recurrir a la sanción y la penitencia en relación al saber :

« Es porque no estudio la torá » , se dijo Jacob. Se puso a murmurar versos de los Salmos, y una idea acudió a su mente. A partir de entonces, para ocupar su tiempo, enumeraría los doscientos y ocho mandamientos y las trescientas sesenta y cinco prohibiciones contenidas en la torá. Aunque no las sabía de memoria, sus años de destierro le habían enseñado que la memoria humana es muy avara. No le gusta dar pero cuando se le pide con insistencia, paga a veces más de lo que se le pide. »

La realización de su deseo lo sorprende en el momento que Jacob menos lo esperaba. Pero en la certidumbre de su poder por sobre el imaginario y la angustia de haber perdido dos mundos (El de la tierra y el otro). La referencia a la muerte y el más allá surge precisamente cuando ha sucumbido al deseo de yacer con la amada (« me estoy jugando la otra vida »)

El héroe logrará descubrir que el pecado puede ser parte de la realización del bien : »Un ojo vigilaba, una mano guiaba y cada pecado tenía su finalidad..Muchas veces el parto verdadero proviene del parto falso ». Podrá fijarse entonces la coexistencia del bien y del mal. La integración de las pulsiones agresivas

La realización de la muerte de su amada y el mandato de la descendencia, lo pondrán por fin, en contacto con su propio nombre :

« ..Jacob recordó las palabras que su homónimo dijera en lecho de muerte : »En cuanto a mí, cuando vine de Padan, Raquel murió en la tierra de Canaán por el camino, cuando todavía faltaba para llegar a Efrata, y yo la enterré allí.. »

2.3.1 El deseo y la palabra

Conversando con campesinos, se sorprende hablando su propia tradición para seducir Wanda. En un intento por hacer un arreglo entre la palabra y su deseo :

« Aquel cuento lo había contado por ella, bien lo sabía Jacob. En forma de parábola, le había prometido que si no lo obligaba ahora a vivir con ella, después la tomaría por esposa »

Pero en ello estaba la mentira y la transgresión. Se hacía imposible seguir fiel al mandato de su cultura : ».. »cada día me hundo más en el abismo »Pensó Jacob » El relato homologa el deseo con el lugar de Satanás en la religión de Jacob :

« ..Satanás se había puesto arrogante y hablaba a Jacob con insolencia : « Dios no existe » « no hay otro mundo después de éste » pedía a Jacob que se hiciese pagano entre los paganos ; le ordenaba que se casara con Wanda o que por lo menos se acostara con ella »

Pero en el momento previo a la cópula Jacob sigue insistiendo en quedar bajo el registro simbólico (lo cual enuncia nuevamente el tema del padre y la amada) :

« -Wanda-Dijo, y le temblaba la voz – antes tienes que bañarte en el arroyo.

- Ya me he lavado y me he peinado

- No ; debes sumergirte en el agua.

- ¿Ahora ?

- Así lo exige la ley de Dios. »

Aunque está cierto de haber perdido « el otro mundo » por su acción busca en el accionar ritual y registro simbólico algún consuelo y encuentra una analogía en su sueño :

« …Pero aún soy judío » dijo, citando el talmud en un intento de reconfortar su ánimo. se lavó las manos en el arroyo y dijo « te doy gracias ». Después empezó la plegaria de introducción . Cuando llegó a la frase que dice : »no nos induzcas en tentación », se detuvo. Ni el santo José fue tentado como él. Decía el Midrash que cuando José iba a pecar se le apareció la imagen de su padre. De modo que el cielo había intercedido por él (….)Durante los breves momentos dormidos había soñado, y aunque no recordaba el sueño con claridad, retenía algunas imágenes. Bajaba unas escaleras, hacia un baño ritual o una cueva, y cruzaba por montañas, Zanjas y tumbas. Encontró a un hombre con barba en forma de raíces de plantas. ¿Quién podía ser ? ¿Su padre ? ¿Le había dicho algo el hombre ?.. »

La referencia a la experiencia del « hombre santo », el ser divino que puede pecar sin ser pecador, cuestiona los límites de su posición de esclavo y su relación con la palabra.

2.4 El esclavo y su palabra

Jacob se descubre y asume esclavo : « todos somos esclavos -murmuró Jacob dirigiéndose al ganado-esclavos de Dios »,y frente al argumento del barquero mantiene esa certidumbre respecto a la fijación libidinal (sin forcluir el nombre del padre) :

« -Una cosa he aprendido en mi vida : no tomar afecto a nada. Tú posees una vaca o un caballo, y te conviertes en su esclavo. Te casas, y eres esclavo de tu mujer, de sus bastardos y de su madre..(…)

- No ; el hombre no puede ser totalmente libre-dijo Jacob después de reflexionar.

- ¿Por qué no ?

- Alguien debe labrar la tierra, sembrar y cosechar.Hay que educar a los niños.

- Que los eduquen los demás.

- A ti te dió el ser y te crió una mujer.

- Yo no se lo pedí. Ella quiso a un hombre y lo consiguió.

- Pero si viene un niño hay que alimentarlo, vestirlo y educarlo para que no crezca como un animal salvaje.

- Que crezcan como quieran »

No es extraño que en Jacob se repita el tema de la descendencia y el criar a los hijos como significante Amo. Se sabe preso « ..el hombre lleva un arnés ; cada deseo es una hebra de la cuerda que lo ata al yugo » . En su hablar ha dicho lo que estructura su decir ; lo que logró hacer pasar su deseo en la envoltura de un disfraz.

2.4.1 La subversión y el disfraz

Su regreso a la comunidad, al grupo étnico lo sorprende en un desdoblamiento angustioso. Ser impuro en un contexto que le resultaba ahora también impuro. Se siente indeciso la posibilidad de un matrimonio conveniente con una mujer de su colectividad . Pero continúa su búsqueda en el saber. Aparece el deseo de huída y la fobia a la carne :

« Los años de esclavitud lo habían apartado de la vida ; parecía sano, pero interiormente estaba desecho. Continuamente rebuscaba en la Cábala y en los libros de Filosofía. A veces, el deseo de huir lo acometía con fuerza, pero no sabía adónde ir Dudaba de todo, con esa duda que, como reza el dicho « el corazón no comparte con los labios ». Durante sus años de cautiverio no había probado la carne, y ahora le repugnaba la idea de alimentarse de las criaturas de Dios »

En la novela el equívoco del mandato que permitirá integrar en el registro simbólico su deseo sólo es aclarado cuándo nos enteramos que Wanda-Sara da a luz dos años después de haber sido rescatada por Jacob e integrada a la Comunidad con el disfraz de matrona judía muda.

« Una noche , Wanda lo visitó mientras dormía. Jacob la vio en carne y hueso, con el cuerpo bañado de luz y lágrimas en las mejillas, y comprendió que estaba embarazada. Exhalaba olor a campo y a heno recién segado.

- ¿por qué me dejaste ?-murmuró-.¿Qué será de tu hijo ? Tendrá que criarse entre paganos.(…)

….Jacob se levantó y se lavó las manos. Ahora todo estaba claro. La ley lo obligaba a rescatar a Wanda y a su hijo de los idólatras. »

Wanda-Sara hablará sólo en dos ocasiones : frente a la amenaza del Amo que oprime a su pueblo, a quién Jacob encara ; y en el momento del parto, que conlleva su muerte y el develamiento de su disfraz. El mandato de descendencia, que implica « criar al hijo » es lo que mueve la huida de Jacob y escapar de su propia muerte en manos del verdugo :

« Cada vez que despertaba se preguntaba : ¿Por qué escapé ? »

2.4.2 El lugar del Amo

El texto entrega pistas sobre el carácter de « elegido » y la idea de « predestinación » (que podríamos aventurar como forma religiosa de la sobredeterminación) en nuestro protagonista, que son congruentes con el pensar obsesivo. La relación de su nombre con el nombre legendario (Jakob, « el que cojea » ; que se transforma en Israel, « el que lucha con Dios ») y el de su dupla al lograr inscribirle un nombre Wanda-Sara (la primera mujer del grupo étnico, beneficiada con la fertilidad para el cumplimiento del pacto).

El relato adquiere una tonalidad mítica, del héroe que arrebata a los Dioses sus prerrogativas, ganadas por la institución de la religiosidad tal como plantea Freud (cercano a Feuerbach) :

« Una parte de esta represión de instintos (sic)es aportada por las religiones haciendo que el individuo sacrifique a la divinidad el placer de sus instintos. « La venganza es mía » dice el señor…mucha parte de lo que hombre había renunciado como « pecado » fue cedido a la divinidad.. »

« El sujeto va mucho más allá de lo que el individuo experimenta subjetivamente »

En esta exposición hemos mostrado como operan diferentes reaseveraciones del yo y los mecanismos de desplazamiento obsesivo en el caso de un sujeto literario que cumple con las características de un funcionamiento obsesivo en su vinculación con la religión.

La Neurosis Obsesiva implica la existencia de mecanismo para camuflar, desplazar, amortiguar, negar y dividir la intensión agresiva. Además de una permanente falta de certidumbre, por el constante espejeo de otra posibilidad /desdoblamiento/ que implica una posición de duda inmovilizadora.

Otras características dicen relación con la defensa de la representación, congruente con un yo fortificado. Junto a ello tenemos un preeminencia de los pensamientos (valoraciones) a las emociones, separando los contenidos de las representaciones de los afectos .

El conflicto central se produce entre el yo fortificado y un sujeto deseante, en un orden simbólico religioso. Por un lado tratará permanentemente de reafirmar su yo frente al deseo, oponiendo una serie de rituales y prohibiciones.

Finalmente el sujeto logra realizar su deseo, llegando al acto y esto tendrá consecuencias simbólicas.

El ejemplo literario nos muestra también la fuerza simbólica de los rituales y rutinas religiosas, que constituyen una forma repetición que tiene que ver con el goce. El concepto de goce va más allá del principio del placer (descarga pulsional, energética que ocurre con el paso de una situación de tensión a una distensión). El goce es un imperativo, relacionado directamente con la sexualidad y la cadena de significantes. Está asociado con la repetición desde una dimensión significante . En términos negativos se podría definir el goce como « lo que no sirve para nada », lo que permite significar una vía distinta a la del deseo, que remite específicamente a los cuerpos.

¿Cómo concebir al sujeto ? Resulta insuficiente un concepto de sujeto consciente y autónomo frente a las determinaciones simbólicas. Las representaciones de los sujetos se encuentran atravesadas simbólicamente. Esto implica la necesidad de analizar las determinaciones simbólicas del sujeto, junto a los contenidos imaginarios que el sujeto atribuye a esas determinaciones, y su relación con el acto.

El sujeto se entiende en este análisis como efecto de un discurso cultural que lo implica y que ; en tanto cadena inconsciente de significantes, lo determina. Hemos mostrado el lugar del sujeto en el acto y los diversos imaginarios que lo acompañan. Esto nos ha permitido analizar momentos de quiebre con el discurso religioso donde se perciben emergentes que trastocan el orden simbólico de su religión. ¿De Qué se libera este esclavo ? Del carácter obsesivo de los mandatos religioso que lo determinan ? ¿Se trata de un caso de cambio cultural ?

Progroms y relaciones interétnicos habían de antes, lo distinto es su integración a un discurso religioso, la apelación al gran Otro, a la cultura que haría de esta gesta un relato mítico, moderno, que daría paso a un mundo donde reina la exogamia y los gentiles son ilustrados. La estructura del relato, sin duda, sugiere algo del discurso mítico, única forma de hablar en el orden de la verdad simbólica.

La subjetividad, en esta lectura, no sería una colección imaginarios activados por una lógica « externo-interno » , trascendería ambas categorías al ser producida por el significante. Adquiere entonces cierta « materialidad » que estaría encarnada en lo simbólico a su vez determinante del actuar del sujeto en tanto falta. El sujeto emerge claramente en un intersticio por lo tanto sería ubicuo o más bien no operaría en un lugar pre-establecido, pero si desde una posición cultural, societal, institucional, etc.

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